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 Maquiavelo para mujeres
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enamoró de un hombre casado y se fue a vivir con él, lo cual la aisló incluso de
sus amistades
literarias. Se despidió del estilo de escribir 
Victoriano y
sentimental que estaba de moda, y se aferró a la idea de no escribir más que loverdadero, aunque según las normas de la época lo consideraran grosero.Cuando falleció su
marido,
George Lewes, no quiso ir al funeral y se de
rrumbó
por completo
 —«sus gritos resonaban por toda la casa»— 
 
y dos años despuésse casó con un hombre veinte años más joven que ella.
 Las princesas no se dejan tentar nunca por los planes de una nueva vidagloriosa. Se dan cu
enta de que la creación surge de los finales radicales. Lasprincesas saben que reconocer los límites a veces produce mayor libertad. Y no
hay mayor poder que tener la libertad de abandonar.
 
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EL LIBRO DE LAS armas sutiles
“cómo sabes que te vas a
 
 morir?, recuerda la poetisa naomi
 Shihab Nye que le preguntó a su madre, y ella le respondió:
“cuando ya no puedas cerrar la mano en un puño.”
 
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I
De cómo las armas correctas inclinan laguerra a tu favor 
Conocer las armas con las que cuentas
y la manera de usarlas es la
última lección de la preparación de las princesas para la guerra. Al igual que lasarmas convencionales (una espada, un puño), las armas sutiles modifican enseguida la ecuación del poder. Te brindan poder inmediato, ha
cen retroceder alenemigo, te acercan a tus deseos. No son esas que se suelen emplear en tucontra, como el humor hiriente, las mentiras, el enfado, las exigencias o la
culpa. Tus armas son las características, los rasgos, los atavíos que las mujeres
relegamos
al arte de la seducción y no usamos en las guerras del éxito. Por ellado físico, tus armas son la ropa, la voz, el cabello, los adornos, la postura, elmaquillaje y las lágrimas.
 Se manifiestan en todo su poder cuando conoces tu historia.
«La niña no tiene ni idea de lo que está haciendo», se bu
rlaba la multitud
mientras martirizaban a la joven Úrsula porque no quería ser concubina de
 Atila, el rey de los hunos. Esa frase tiene una importancia enorme para una
 
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princesa, porque ella sí que sabe lo que está h
aciendo. Cada mujer cuenta una
historia de sí misma a través de las expresiones visibles de su persona. Pero
las princesas conocen la historia que transmiten a los de 
más y allí está su 
ventaja.
 Un luchador dedica todos sus esfuerzos a transmitir su historia en unos
términos que a pocos dejan indiferentes. Rocky Marciano fue un gran púgil quese convirtió en el mayor campeón de todos los tiempos aumentando su fuerza,
dando forma a su estrategia y, finalmente, sabiendo
 
lo que hacía 
con su fuerza. Antes de
cada combate, se imaginaba a su contrario frente a él mientras seentrenaba, delante del saco de arena, en la cama a su lado. Durante la última
semana, avanza
ba aún más en este entrenamiento mental y, rompien
do su
código de familiaridad para consigo mismo, se convertía en un desconocidopara sí mismo, para intentar conseguir una concentración monástica.A medida que se acercaba el día de la pelea, se metía cada vez más en su
interior: dejaba de leer la co
rrespondencia y de contestar llamadas telefónicas
;
ya no comía nada que no fuera conocido y rehuía el contacto físico con losdemás. Al llegar la noche previa al combate, se había cerrado a todo lo que nofuera el combate mismo. No pensaba más que en sus brazos y sus piernas, en
su velocidad y su resistencia.
Concen 
trado en su fuerza, se convertía en una 
bala humana.
Sa
bía lo que pretendía hasta el detalle más recóndito.
 
Para una princesa, el equivalente está en saber qué historia cuenta sobre su 
vida, las cosas que hablan por ella. Cuando se concentra en ellas, cuando aprende su significado, estas cosas cotidianas se convierten en armas.
Elhecho de concentrarte en ti misma, hasta los deta
lles más cotidianos, te
convierte en un arma. Empiezas considerando un adorno todos los aspectos deti misma; no
hay ningún elemento de tu fuerza del cual no seas consciente, nohay nada que te avergüence.
 En el antiguo Egipto, tanto los faraones como sus esposas llevaban
estupendos peinados, maquillajes y joyas para transmitir la sensación de poder.
 
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 En la actualidad, las mujeres pueden acceder a todos estos elementos y losemplean. Las princesas ya no los consideran adornos ni elementossecundarios. No usan sus armas para ocultar una marca o moldear el pelo a la
última moda. Comprenden su significado y lo aprove
chan. Utilizan todas estascosas para transmitir la historia fundamental de su vida.
Delante del espejo en su fuero interno, son como Rocky.
 Empiezan con la historia que cuenta su vida sobre ellas. Toda princesadetermina el momento decisivo de su vida, el
quid 
de su historia, que define su
imagen más poderosa. ¿Es hija de su padre hasta el tuétano, dedicándose allevar a cabo su obra por el mundo? ¿Es una figura maternal, una
 
pietá,
cuyafuerza y resistencia se ponen a prueba, como Golda Meir, de la cual dijo un
ministro africano para expresar su confianza implícita en ella: «Usted es como
una madre para no
sotros»? Una princesa no desdeña esa imagen o esa fi
gura
de sí misma, sino que se vale de ella, la empuña como un arma.
 
¿Acaso es una hechicera que deb
e convertir el polvo en diamantes y hacer 
posible lo imposible? ¿Cuál es la clave de su personalidad? Esto se convierteen su mito, en torno al cual ha de reunir y construir sus símbolos para volverse
inolvidable. Para una princesa, convertirse en arquetipo determina su camino,
para sí misma y para sus contrarios.
 
Las princesas usan ese momento o característica defi 
nitivos para dar sentido a sus logros.
 
¿Es una hija de papá que se abre paso defendiendo la libertad,
corrigiendo errores y usando el recurso del dolor para construir algo nuevo? Las
hijas de papá son Juanas de Arco modernas. No seducen; todo se lo toman con
total se
riedad. Juana quería liberar a su patria, su amada Francia, de la tiraníade los ingleses. De forma similar pero en otro país, Rusia, y en otra época, ladécada de los años veinte, Ayn Rand fue testigo impotente de cómo el
comunismo y el antisemitismo destruyeron a su padre. Cuando el Estado le
cerró la farmacia, se hizo car 
pintero. Las autoridades le hicieron trabajar durante u
n año, fabricando escritorios y sillas para escuelas y después se lo
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