Maquiavelo para mujeres
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Podrían herirte y de hecho lo harán. Pero en un enfrentamiento en el cual te
muestres abierta, las heridas son menos dolorosas que si te proteges a timisma. Igual que cuando caes: es mejor relajarse que ponerse tenso antes del
impacto. Cuando el enemigo vea cómo te expones, se dará cuenta de que
luchas de verdad, que no fanfarroneas. Todo ello no significa aceptar el papel
de víctima y soportar los golpes; la vícti
ma no tiene un objetivo propio. Aceptar
que te hagan daño al actuar, cuando tienes una meta y avan
zas hacia ella,
indica fuerza; pero aceptar que te hagan daño desde una postura pasiva es un
suicidio.
No busques venganza ni castigos ni hagas creer al contrario que «tendrá loque se merece», porque esto te implica en una mezcla de orgullo y culpabilida
d
que debilita tu posición, tanto ética como psicológi
camente.George Eliot, llamada a menudo la Shakespeare femenina, fue rechazada
por la mayoría de sus contemporáneos porque vivía con su amante, GeorgeLewes. Pero ella «no luchó contra las restricciones que le imponían, sino quetranquilamente llevó una vida con sentido junto a ellos».
Aunque sea difícil de imaginar en nuestros días, en la Inglaterra victoriana
una pareja que no estuviera ca
sada era un auténtico escándalo. A George Eliot
la acusaron de no ser digna de confianza, de arruinar hogares y de no tener
escrúpulos. Decidió aceptar los ata
ques como un luchador recibe los golpes.Como pasaba por alto estos comentarios, se dio cuenta de que quienes la
atacaban no tenían razón. Y puesto que los
comentarios no le importaban,
quienes la atacaban también advirtieron que no eran verdad.
Mientras tanto, ella escribía novelas edificantes y luchaba contra sus
opositores, mezquinos e intoleran
tes, sin rebajarse en lo más mínimo. Resultó
una bue
na táctica. Cuando era joven, la consideraban increí
blemente fea (su
primer pretendiente, Herbert Spencer, dijo a sus amigos que no se decidía acasarse con ella porque no era bonita). Pero después de pasar por alto los
ataques contra su moralidad y su aspecto f
ísi
co, librando las batallas a su
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